2015-02-17 4590 lecturas
Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80
El hijo de la jefa, “useful idiot” de Luksic
Y Luksic, “real boss” de la derecha y de la conserjería concertacionista
PARA que nadie se mueva a engaño con una posible libre traducción del título y la bajada, me permito aclararlo en castellano. En esta pasada, el hijo de Bachelet jugó, para Luksic, el rol de ‘tonto útil’ de Luksic, y aquel a su vez dejó entrever que es el jefe de la derecha y del beaterío concertacionista… es decir, el ‘papá mono’ de esos dos bloques.
Quizás, y solo tal vez, Luksic no sea el solitario mandamás del duopolio, pero sí queda prístino que forma parte de una troika o agrupación cerrada, en la que participan cuatro o cinco poderosos jefes de ‘familias’, convertidas en mega consorcios transnacionales, quienes desde las sombras (aunque muchas veces se encuentran cercanas al sol y a la luz pública) emiten las órdenes a sus peones políticos ubicados en los poderes del Estado.
El caso PENTA –donde varios conocidos dirigentes y parlamentarios de la Alianza están comprometidos hasta el tuétano en cuestiones más que turbias- tenía a la derecha tirada en el barro, casi vencida y próxima a expirar como coalición. Los gritos de socorro lanzados por los antiguos ‘coroneles’ de la UDI no fueron escuchados por el generalato de las fuerzas amadas, ya que en los “análisis de situación’ efectuados por los servicios de inteligencia de las tres ramas (ejército, armada y aviación) siempre se llegaba a la misma respuesta: interna y externamente el país se encuentra en estupendo estado económico y social, además, no hay ningún evento que justifique siquiera un “alerta”, y como corolario, esta vez las FFAA no servirían de mano del gato para cuidarle los negocios e intereses a la derecha, misma que abandonó sin remilgos a los uniformados una vez que cayó la dictadura, lo cual significó que solamente los militares, marinos y aviadores tuvieran que enfrentar juicios, sanciones penales y rechazo de la sociedad civil.
La derecha económica tampoco mostró disposición a convertirse en franca ‘ayudista’ de la UDI y de los pinochetistas nostálgicos. Después de todo, con los gobiernos de la Concertación le había ido de maravillas. Y claro pues, nunca en la corta Historia de Chile independiente esa derecha, financieramente poderosa y además asociada a gigantes transnacionales, había dispuesto de mayores garantías y libertad de acción como la obtenida entre 1990 y 2014. No por nada todas las derechas económicas del resto de las naciones de Latinoamérica la envidiaban… y siguen haciéndolo.
Pero, así y todo, nobleza obliga dijeron en Casa Piedra, ya que resultaba impropio dejar abandonados a su suerte a quienes sirvieron durante décadas como “representantes” del empresariado en el Congreso Nacional y que, nadie lo discute, legislaron siempre en beneficio del capital y en detrimento de la gente… o del ‘cliente’, según la óptica de ciertos eméritos bolicheros.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo poder defender a una derecha política que, con el caso PENTA, se hundía en el marasmo y en el abismo? El asunto del “yate” no sirvió de mucho…había que buscar algo mediáticamente potente, pero no se encontraba nada por lado alguno. Hasta que míster Luksic –miembro de aquella cofradía ya mencionada en el segundo párrafo de esta nota- fue aleonado por algunos de sus asesores y sacó de la manga la cartita que podía solucionar el intríngulis.
Yo tengo mis dudas respecto de los asesores de Luksic en materias políticas. No puedo confirmarlo, pero mi olfato (generalmente acierta en estas cuestiones) distingue aromas contuberniosos que delatan nombres como los de Sergio Melnick, el ex fiscal Peñita y Rodrigo Hinzpeter. Es mi suposición, no mi aseveración, pues se trata de mi olfato, no de mi certeza. Pero, no me hagan mucho caso, a veces suelo confundir spaghettis con fideos.
En fin, la cuestión era que había que ‘tenderle la mano’ a alguien cercano a La Moneda y que fuese un reconocido concertacionista, pero entendiendo que esa ‘ayuda’ constase de una condición sine qua non y de tres objetivos posibles de ser logrados, a saber:
La condición era que debía tratarse de un asunto entre privados. El gobierno no podía estar involucrado directamente.
¿Y los tres objetivos?:
Que fuese un buen negocio para “el ayudado”
Que el ‘ayudista’ (en este caso, Luksic) no perdiese un céntimo y, ojalá, también ganase… y
Que la opinión pública, si llegaba a enterarse del ‘negocio’, culpara al ayudado y al gobierno, más que al ayudista.
Hubo acuerdo en la troika… había que buscar ahora al tonto útil, al useful idiot…a una persona fácil de atraer hacia la orilla de la codicia, del dinero dulce, una persona de pocas o nulas luces en materias políticas de alto vuelo… alguien que estuviese muy cerca del poder, que le gustase el lujo y que mostrase clara tendencia a trabajar poco pero con notoria inclinación a explotar cómodamente su posición política.
Fue así que la troika llegó a al nombre de Sebastiancito; amén que este ya había “prestado el cuerpo” (parafraseando a Ena von Baer), pues junto a su cónyuge llevaba meses planteando a Luksic un negocio inmobiliario de alto rendimiento económico, el cual requeriría de los buenos oficios de ciertas autoridades políticas para el cambio de uso de suelo en una comuna de alto valor comercial, como es Machalí. Y Sebastiancito tenía esos contactos…
Así se fue escribiendo este asunto escandaloso llamado caso CAVAL. El resto de la historia todos la conocen, como también fácilmente se intuye el resultado final de la misma. La derecha declarará empate en materias de corrupciones, tráfico de influencias, evasión de impuestos, yanaconismos, nepotismos y otras lindezas, mientras la Nueva Mayoría insistirá en que la UDI y RN siguen muy abajo en el marcador.
Pero, eso será todo… fuegos de artificio propios del gallinero político y pataleos inconducentes (como es el caso de esta misma nota), ya que pasará marzo, llegará abril y el país comenzará a ser bombardeado con la realización de la Copa América futbolística y una que otra noticia de probables eventos de similar calibre y fuste… sin embargo, los parlamentarios que hoy pareciesen estar a minutos de hundirse en el pantano seguirán siendo parlamentarios… y continuarán legislando para quienes han legislado estos veinticinco años sin vacilar. Eso va a suceder, a menos que….
A menos que… los movimientos sociales revivan, tomen un nuevo aire y entonces, claro que sí, entonces…otra podría ser la historia.
Arturo Alejandro Muñoz
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