2009-09-25 4917 lecturas
Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80
El Chile real estuvo ausente en el debate presidencial
NI SIQUIERA alcanzó para decepción…fue, simplemente, lo que todos esperaban: un programa de televisión con preguntas y repuestas al estilo de cualquier estelar chabacano al que se invita al cantante de moda.
No hubo en el Debate Presidencial preguntas realmente de fondo para conocer al menos parte del programa de cada uno de los candidatos. Los organizadores (TVN) y seguramente los asesores de la mayoría de los postulantes a La Moneda deben haber decidido realizar una ‘confrontación’ lo más amistosa y aguachenta posible, ya que por parte alguna afloraron los temas de real valía en el momento político chileno, latinoamericano y mundial.
El sistema binominal que continúa estafando políticamente al país en beneficio de los vástagos de la dictadura; la enorme brecha económica que sigue siendo defendida por la derecha y avalada por la Concertación; la ingente necesidad de que por lo menos el 70% de los trabajadores chilenos tengan acceso a la negociación colectiva para ir rebajando la brecha económica (hoy es apenas el 8% de la fuerza laboral la que accede a ese beneficio); el delito oficial de datos amañados y mentirosos de una falsa encuesta CASEN que muestra un porcentaje de pobreza absolutamente falaz (13,7%, cuando las cifras reales señalan un 32%); la apropiación casi gratuita de nuestros recursos minerales, forestales e hídricos por parte de empresas privadas; el cada día más grave y racista ataque a una de nuestras principales etnias originarias a objeto de arrinconarla en la cordillera y regalar esos fértiles terrenos a enormes consorcios internacionales; las tasas risibles de impuestos que el estado chileno cobra a las grandes empresas, nacionales e internacionales; la carencia de un pago efectivo y digno de royalty por parte de esos mismos consorcios; los problemas sin resolver en asuntos fronterizos con Bolivia y Perú (terrestres y/o marítimos); la crisis energética que viene sacudiendo a Chile por falta de gas y petróleo; la verdadera utilidad o daño de los TLC’s firmados por los gobiernos concertacionistas; el apego o el abandono chileno al espíritu latinoamericano; etc., etc.,son temas relevantes que en ningún momento fueron planteados. ¿Por qué?
El Debate Presidencial organizado por TVN (y por el establishment político-económico del duopolio binominal) tuvo como principal –y quizá único- objetivo la validación del sistema neoliberal y su posible agudización en el supuesto caso que Piñera, Frei o Enríquez-Ominami –cualquiera de ellos- resultase electo como mandatario. Fue así que respecto a ese tema rondaron las ‘ideas’ de los tres postulantes mencionados, vale decir, se trató sólo de explicitar cuál de ellos ofrecía mayor profundización del sistema y menos cambios de fondo al mismo.
No obstante, y pese a la similitud de propuestas neo-capitalistas, hubo un participante que salió chamuscado del Debate, o al menos más averiado que el resto de los contendores. Sebastián Piñera fue incapaz de escabullirle el bulto a la verdad. Demagogo, pillastre, ladronzuelo, fanáticamente conservador y proneoliberal a concho, se vio descompuesto e incluso molesto con la presencia de Jorge Arrate, de Enríquez Ominami y de Frei Ruiz-Tagle, ya que por primera vez en largos meses estuvo obligado a escuchar respuestas a sus mitómanas ofertas económicas y a su fantasiosa –infantilmente fantasiosa- visión de la política desde su perspectiva de patrón gatopardista.
Molesto y desacomodado, Piñera temió que alguno de sus contendores agregara más duraznos al ponche que ofreció Frei cuando dio a conocer parte del informe de Transparencia Internacional, pues Tatán carecía de respuestas (ante millones de chilenos) respecto de ello, y el postulante RN comenzó a sudar la gota gorda ante la posibilidad de que salieran a relucir otros de sus trapos sucios, como su ilícito en el Banco de Talca, su traición a Ricardo Claro con el asunto del dinero plástico y los serios problemas que tuvo con la justicia de Estados Unidos por el caso de LAN en el país del norte, sus promesas incumplidas, como el derecho a voto de los chilenos que viven en el exterior, o su inexistente liderazgo en las huestes parlamentarias de la Alianza durante la discusión respecto a la ‘píldora del día después’. Eran demasiados bollos (y muy calientes) para tan poca boca.
Además, varios de sus adláteres, como Carlos Larraín, Rodrigo Hinzpeter, Cristina Bitar e incluso esa pajarona de apellido Mathei que hace algunos años fue vilipendiada y ridiculizada por el propio Piñera, son conscientes de cuán nefasto y duro es para la candidatura del empresario la publicación del verdadero currículo de vivarachadas e ilícitos financieros que este acumuló en los últimos 35 años. Por ello entonces los dirigentes del antiguo pinochetismo saltaron como resortes, indignados, furiosos, ante esas menciones. Y no se trataba de enojos ni de rabia, sino simplemente de miedo, susto, temor, desesperación.
Sin discusión verdadera ni seriedad política, limitado a preguntas de temas manidos y nunca resueltos (ni con voluntad hoy para solucionarlos), el Debate no sólo se abstuvo de presentar grandes ideas y confrontación de las mismas, sino que tampoco abordó los temas que principalmente aquejan al país y que podrían convertirse en una situación en extremo delicada, tal como expuso el articulista Pedro Cayuqueo en la página www.azkintuwe.or:
“”Delincuencia, reforma financiera, educación, vivienda, salud y trabajo, algunos de los temas abordados por los candidatos. Destacó, sin embargo, el nulo abordaje a la compleja situación de conflicto que se vive en el País Mapuche, marcado por disputas territoriales no resueltas entre comunidades, latifundistas y empresas forestales. Una breve y genérica alusión del candidato comunista Jorge Arrate a los "derechos del Pueblo Mapuche" y párrafos de La Araucana de Ercilla que coronaban la escenografía, no lograron eludir lo central: la escasa importancia del tema en las agendas de cada uno de los postulantes a La Moneda. ””Tal situación contrasta de manera notable con el interés que la comunidad internacional, entre ellos el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, vienen evidenciando respecto de la situación del Pueblo Mapuche en Chile. Precisamente hoy (24/09/2009), el gobierno de Michelle Bachelet deberá responder en Ginebra por una serie de observaciones realizadas por la ONU al Estado chileno el pasado mes de mayo, fecha en que Chile rindió su primer Examen Periódico Universal ante dicho Consejo. Aplicación de la Ley Antiterrorista a mapuches y casos de arresto y deportación de periodistas y cineastas que cubrían noticias en Wallmapu, son algunos de los puntos por los cuales el Estado deberá dar explicaciones.””
No sólo el tema del Pueblo Mapuche estuvo ausente en la agenda de los candidatos, sino que varios otros importantes asuntos –tal como ya lo mencionamos líneas arriba- brillaron por su ausencia. Quizá la culpa de ello no recae en los postulantes al sillón de O’Higgins, sino en TVN y en el círculo de hierro que tiene poder de decisión, pues el abanico de temas y preguntas (así como la ‘selección’ de las consultas enviadas supuestamente por el público televidente) estuvo a cargo de un equipo perteneciente a Televisión Nacional de Chile.
Sumando y restando, en este primer debate presidencial el Chile verdadero, el real, el de a pie, estuvo completamente ausente. Arturo Alejandro Muñoz
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