2010-02-11 2641 lecturas
Roberto Ávila
especial para G80
La derecha en el gobierno fracasará inevitablemente
El éxito de un gobierno en una democracia como la nuestra es medible a partir de dos requisitos copulativos. Primero, que alcance los fines que se ha propuesto en su oferta programática; Segundo, que su gestión sea valorada positivamente por la ciudadanía en términos de entregarle un nuevo mandato de gobierno a la misma formación política. Por ello hemos dicho que el gobierno de la presidenta Bachelet es un fracaso en toda la línea, pero eso ya es historia.
Lo políticamente relevante hoy es preguntarse sobre el éxito o el fracaso del gobierno de la derecha que esta pronto a instalarse.
En el resultado de un proceso político se articulan como causas variables objetivas y subjetivas con límites difusos. Las condiciones subjetivas están dadas por la conducción política y la disposición de las clases sociales que representa. Las variables objetivas están situadas en la situación económica, la historia que precede la nueva situación y la correlación de fuerzas internacionales.
La derecha no llega al gobierno por un proceso de acumulación sostenido de fuerzas, sino simplemente porque el adversario, la concertación se desplomo políticamente. Todos sus partidos, excepto el más pequeño, sufrieron escisiones y deserciones significativas, la moral y disposición combativa de su militancia se erosiono casi por competo, en Diciembre sólo una parte de los empleados públicos hacía algún esfuerzo por Freí, ingenua y egoístamente la presidenta tomaba distancia del candidato, que la coalición no tenía futuro estaba reflejado en que la consigna real de la candidatura era “evitar que llegue la derecha”, una imagen lo grafica todo, ni una lágrima se vertió en el comando el día de la derrota, todos la esperaban.
La derecha ganó las presidenciales sin aumentar su votación, salvo en los barrios ricos. En suma la derecha ganó, porque la concertación se desplomó y perdía con cualquiera.
Sebastián Piñera es un hombre capaz, inteligente y además voluntarioso. Sin embargo todas las condiciones, objetivas y subjetivas, se le muestran adversas.
En lo subjetivo, la Alianza tiene una expresión bicéfala. La UDI y RN no han resuelto el problema de la hegemonía en la coalición, ni en lo político ni en lo cultural. Son dos fuerzas equivalentes y contradictorias. El “discolismo” será un desorden infantil comparado con las contradicciones internas que vivirá la derecha.
Es más, para la UDI es clave que Piñera tenga éxito, pero no tanto. Para que no caiga en la tentación, de negarle su lugar en la fila.
La derecha chilena, es políticamente un resabio histórico de sus pares internacionales. A los pocos días del triunfo ya querían rebajar el sueldo mínimo, flexibilizar el contrato de trabajo y privatizar parte de Codelco, esas ideas cobraran iniciativa política en el futuro.
La derecha en el gobierno no puede gastar en protección social más que lo que se ha hecho, no por falta de recursos, que los hay, sino porque una asistencia social muy intensa, desincentiva la entrada al mercado laboral y encarece a mano de obra afectando la tasa de ganancia del capital. La derecha política chilena no es autónoma de la económica.
Chile ha crecido económicamente a la par que su clase política se ha desprestigiado. Los cuadros de la derecha, en una sociedad esencialmente individualista como esta, tienen poco que esperar como políticos profesionales, los honores son ya escasos y las grandes riquezas en la gestión pública caminan de la mano con lo ilícito. Habrá escasez de cuadros.
En cuanto a la historia precedente, Piñera carga con la historia de la dictadura. En los gobiernos de la concertación hay varios mapuches muertos por la policía y hay casi un centenar de ellos en cautiverio político. Por mucho menos Piñera tendría graves problemas, nacionales e internacionales.
La pequeña – numéricamente hablando - oligarquía de los grupos económicos exigirá un crecimiento con paz social superior al de la concertación, sabiendo que contará siempre con el retorno de los antiguos administradores.
La Generación 80 que hizo la resistencia a la dictadura está en los cincuenta, cuando vitalidad y madurez hacen buena síntesis. Es una generación que sabe hacer oposición, que pelea mejor de riposta.
El futuro presidente sabe que enfrenta un cuadro poco amistoso en la izquierdizada América Latina, formar eje con Uribe como le aconsejaran muchos le haría meterse peligrosamente en problemas ajenos y de dimensiones y perspectivas impredecibles. Es por ello que se insiste en la idea del gobierno de “unidad nacional”. Política inteligente pero que si se ve limitada a la justificación del transfuguismo pierde su valor.
La situación económica parece estable, por los fondos acumulados, pero nuestra economía es dependiente a más no poder de las contingencias internacionales. Hay nubarrones en el futuro económico internacional.
Una de las pocas condiciones favorables que tiene el futuro gobierno es el control casi total de los medios de comunicación, eso servirá mucho en un principio, pero luego perderá eficacia.
Nada se puede pronosticar en términos de certera en una situación política. Sin embargo es posible plantear como hipótesis con mucho fundamento que el gobierno del futuro presidente Sebastián Piñera fracasará estrepitosamente, pues las adversidades objetivas y subjetivas son muchas para ser superadas por los talentos de un sólo hombre que gobernará en mucha soledad, con enemigos dentro y fuera de su gobierno.
ROBERTO AVILA TOLEDO www.elavionrojonoticias.blogspot.com
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