2010-04-22 4431 lecturas
Jorge Bustos
especial para G80
¡El Espigón de Valparaíso No se licitará!
Ante la imposibilidad de poder seguir fortaleciendo el monopolio portuario, los representantes del Grupo Von Appen (Ultraport y TPS) están haciendo creer a los trabajadores de la orilla de Valparaíso que la única solución a sus problemas laborales, y a la precariedad de sus empleos, es la privatización del Espigón. Dicha tarea la realizan sus agentes sindicales, incluyendo a Martínez que se arroga la presidencia de la CUT, creando así un peligroso imaginario que coloca a los trabajadores como elemento de fuerza, en una contienda de carácter comercial, ajena a nuestras reivindicaciones.
Todo este asunto es tema vedado y oculto que ningún medio de comunicación regional se atreve a desnudar, pues se entiende que se podrían poner en riesgo los contratos de avisaje de quienes empujan este proyecto, que no fue política del gobierno anterior y tampoco lo será de este.
¡No se licitará el Espigón de Valparaíso! Dicha afirmación la hemos venido planteando desde octubre 2008 y tiene que ver con el análisis de datos económicos de nuestro país, cuestión mañosamente ocultada por la EPV (Empresa Portuaria Valparaíso) por su interés en el negocio, en particular de su gerente y el presidente del directorio saliente.
Los datos para 2008 indican que el puerto movilizó 10,8 millones de toneladas. En esos momentos la privatización era eminente, estaba a punto de colapsar nuestra infraestructura centenaria. Pero la crisis económica internacional del 2007 debía tocarnos y eso se produjo en 2009 con una baja de un 37%, del tonelaje anterior citado. Se esfumó la urgencia de la “concesión” junto con los negocios personales de algunos salientes directivos de EPV.
Los datos que siguen son decidores: del total movilizado en carga por el puerto de Valparaíso, el 90% lo transfiere TPS y sólo el 10% el Espigón a licitar. Ningún operador internacional invertirá más de 300 millones de dólares para hacerse de tan mal negocio. Por lo tanto, los esfuerzos de ingeniería política, los acuerdos de pasillos apuntan a que, como NO EXISTE otro oferente, el único para una posible licitación debiese ser el grupo alemán. Es el único y gran interesado, que sólo y nada más asegurara ser el único operador. Para que eso resulte, depende de la ley 19.542 y la modificación de la restricción horizontal a la inversión, cuestión de trámite legal que dura su tiempo y que ya quedó zanjado en el Tribunal de la Libre Competencia.
En ese contexto, si las piedras flotaran y se cumpliera el sueño del pibe, es decir, si el Espigón se privatizara, los primeros opositores a dicha licitación serían el mismo grupo alemán, pues la competencia que se le instalará en Valparaíso gozará de las mismas ventajas comparativas de las cuales ellos han abusado hasta ahora y modificará sus condiciones de competencia, perdiendo la exclusividad del atraque de naves de gran calado. De hecho, las mejores profundidades estarán en el nuevo frente de atraque, como también grandes áreas de acopio y la posibilidad de seguir creciendo, cuestión de la que carece TPS. Los dueños de las cargas podrán optar y negociar mejores precios, entre el nuevo concesionario y el antiguo y colapsado TPS.
Las nuevas autoridades en los últimos encuentros han ratificado su compromiso de que “La concentración monopólica en la industria portuaria de Chile es demasiada y suficiente”, lo que derrumba los sueños expansionistas y monopólicos de algunos regalones en los negocios portuarios de gobiernos anteriores.
Si bien la caída de los mercados internacionales se ha detenido y algunos países muestran un tímido repunte económico, eso no significa que el próximo año recuperemos, como economía los 124 mil millones de dólares en el negocio de las Importaciones y Exportaciones del 2008 del comercio internacional de Chile, a pesar de las buenas intenciones que algunos “expertos portuarios” tengan, no fue así el 2009 y menos será este año.
Si después de todo lo dicho el Estado de Chile decide licitar, deberá ser con otro operador, como lo plantea la ley vigente y los fallos del Tribunal de la Libre Competencia. Esa licitación deberá contemplar en sus bases la formalización de sus trabajadores y la desvinculación de los trabajadores, que el nuevo operador no necesite, pasando a retiro definitivo, es decir, pensionados. De no ser así, jamás contará con el apoyo de los trabajadores de nuestra institución.
No estamos en contra de la modernización portuaria de Chile. Es más, hemos planteado hasta la saciedad la necesidad de un Plan Estratégico de Desarrollo de la Industria Portuaria y de normas que regulen la libre competencia y la relación Capital-Trabajo. Estas ideas pueden lograrse a través del Estado o capitales privados. A nosotros nos gustaría que fuese del Estado y Multioperado. Lo que sí debe quedar muy claro es que somos y seremos opositores siempre a la concentración monopólica, porque la historia reciente nos demuestra que los más perjudicados con este sistema han sido y seguirán siendo los trabajadores de la industria portuaria de Valparaíso y de Chile.
Jorge Bustos Presidente Congemar
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